Por Diego Sánchez
Estamos a una semana de que el Pepsi Center se pinte de Tino el Pingüino, un artista que ha redefinido la música, la moda y la expresión urbana a través de un proceso arduo y bello. Durante casi dos décadas, Tino ha sido un pilar en la construcción de una escena que busca la renovación personal y la trascendencia artística, y que sin duda ha sentado las bases para cosas que imaginamos pero que todavía no hemos alcanzado a ver.
Después de un largo hiato, Tino volvió con todo para regalarnos un álbum espectacular: El Horror, un álbum que roza la maravilla de lo conceptual, que se pasea por lo introspectivo y que, sobre todo, goza del imaginario futuro, haciéndonos saber que la música se dirige hacia ser la puerta que descifre la condición espiritual más pura y solemne.
Este álbum, tal como Tino, viene cargado de energía, fortaleza y garra, con letras profundas que rozan la fuerza desmedida pero que se esclarecen como el pétalo de una rosa cayendo en calma sobre el estanque. Nos hacen vivir una epopeya moderna, como si de las cenizas un fénix regresase entre letras destellantes y acordes flamantes.
Tino ha guardado una serie de sorpresas en su alma, y otras tantas las ha reservado para este tremendo show, el cual se presenta como una revelación para su siguiente etapa: un crecimiento esperado y una evolución grata. Dignifica aquello que al inicio nos hizo sentir tan ligados a su proyecto y que hoy, sin lugar a dudas, nos vuelve pertenecientes a lo que su música transmite. Pero no nos confundamos, no somos poseedores de esa esencia que trasciende y deslumbra en libertad, pues Tino, en un sentido metafórico, ha aprendido a volar. Y es propio de aquellos amantes de la libertad apreciar el vuelo de quien rechazó en un inicio esa imposibilidad.
Por eso, no te pierdas el espectáculo que Tino plasmará en el Pepsi Center este 3 de agosto a las 8:00 PM, pues será recordada como la noche en que Tino hizo que nuestras ilusiones y nuestros sueños volaran a su lado sin ser víctimas del sol.
Consigue tus boletos en el siguiente link y vive la magia:
Texto y fotografías: Diego Fernández